Después de 13 años de periodismo independiente al servicio de la sociedad y la democracia, Página Siete publica hoy su última edición. La explicación es tan simple como dolorosa: nuestros gastos son superiores a los ingresos y después de agotar todas las instancias para conseguir capital de trabajo, nos quedamos sin recursos económicos para seguir operando.
Una combinación de circunstancias adversas creó lo que podríamos calificar como una tormenta perfecta, que nos llevó a esta situación:
• El partido de Gobierno bloqueó sistemáticamente la pauta publicitaria para el periódico, pese a que ella se financia con recursos de todos los bolivianos. Incluso presionó a empresas privadas del sistema financiero para que no publiquen sus avisos en Página Siete.
• El oficialismo puso en marcha una estructura de hostigamiento público por redes sociales contra el periódico que hasta hoy está impune.
• Auditorías y multas recurrentes de una diversidad de instituciones del Estado se ensañaron año tras año contra Página Siete, mientras nuestros competidores de línea oficialista fueron tratados con guante blanco.
• El acoso judicial infundado derivó en el bloqueo de mis cuentas bancarias y el embargo de mis bienes, lo que limitó mi capacidad de acción.
Aparte del acoso del poder contra este diario independiente, existen otras razones que obligan a su cierre:
• La pandemia de COVID cambió los hábitos de lectura de noticias de la gente, generando una fuerte caída en la venta de periódicos impresos, lo que disminuyó nuestros ingresos.
• La crisis económica del país redujo el presupuesto publicitario de muchas empresas, lo que redujo el flujo financiero del periódico.
• Y, para colmo, el precio internacional del papel y otros insumos de impresión se incrementó por efecto de la guerra en Ucrania.
• Si bien Página Siete apostó este año a la captación de suscriptores digitales, su crecimiento resultó más lento de lo esperado.
La lista podría continuar, pero con lo dicho queda claro que estamos ante un callejón sin salida.
Frente a esta difícil situación, los accionistas de la empresa efectuamos importantes aportes de capital, hasta el límite de nuestra capacidad, durante los últimos años. Yo mismo recurrí a créditos personales en la banca para cubrir gastos esenciales, como el pago de aguinaldos y otros.
Recientemente, intentamos conseguir una capitalización importante que nos hubiera permitido salir adelante, pero a último momento los inversores dieron un paso al costado por temor a represalias políticas.
Por todo lo expuesto, hemos decidido suspender la publicación de Página Siete desde hoy. En adelante, se seguirá estrictamente el procedimiento establecido por el Código de Comercio y la normativa legal aplicable para estos casos, el cual otorga prioridad al pago de sueldos adeudados y beneficios sociales de nuestros trabajadores, a quienes agradecemos por su compromiso y resistencia.
De todo corazón, agradezco a nuestros lectores por la confianza recibida durante todos estos años. Cada uno de ustedes ha hecho de Página Siete una marca fuerte e influyente, aunque incómoda para el poder.
Este es un momento duro que me llena de tristeza y angustia porque soy consciente de que el periodismo independiente y la democracia pierden un aliado importante.
Lastimosamente, esta es una decisión responsable que no podía dejar de tomar.
Atentamente,
Raúl Garáfulic Lehm
Presidente del directorio de Página Siete 2010-2023
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