El arzobispo de Santa Cruz monseñor Sergio Gualberti advirtió este domingo que la sed de poder genera engaños a la sociedad, donde la verdad ya no es un valor y la información basada en datos inexistentes o distorsionada se las presenta como verdaderas para alcanzar objetivos políticos y económicos.
La reflexión surgió durante la homilía dominical de este domingo en la ciudad de Santa Cruz, donde recordó el pecado original de Adán y Eva, quienes en su soberbia tenían el sueño de ser autosuficientes y dueños de sus vidas, dejando a la sociedad un pecado arraigado que priva de justicia y la santidad que Dios había predispuesto en su plano original.
“No podemos achacar a Dios la presencia del mal en el mundo sino a nosotros mismos porque en nuestro orgullo y soberbia hoy, como ayer, tenemos la tentación de ser como Dios, rechazando libremente el plan de amor y de vida del padre y abusando de la libertad que Dios nos ha dado. Este pecado no solo nos ha contaminado a nosotros sino también a toda la creación, ha roto la armonía, el equilibrio y las relaciones entre todos los seres vivientes. Lo constatamos con evidencia indiscutible en estos tiempos de cambios climático y también del Covid”, manifestó.
Dijo que el pecado en contra del Espíritu Santo es la opción sistemática y libre de pervertir la fe, de llamar tiniebla a la luz, mentira a la verdad, mal al bien y muerte a la vida, y la obstinación en esta actitud blasfema excluye por sí misma y por siempre el perdón de Dios.
Sostuvo que detrás de esta culpa está el pecado original que es la sed de poder que hace a las personas víctimas del engaño del maligno que, rebota de falsedad en falsedad, hasta robarle la libertad del corazón a las personas.
Manifestó que una situación similar es frecuente en nuestra sociedad, donde la verdad ya no es un valor, sino son las medias verdades que se las presenta de tal manera que las hacen aparecer como verdaderas.
Gualberti indicó que esta tergiversación de los hechos tiene como finalidad engañar o manipular a la opinión pública para alcanzar determinados objetivos políticos, económicos u otros. A esta tendencia hay que hacer frente con valentía dejándonos purificar por la verdad, acotó.
Pidió a los católicos liberarse de toda falsedad y buscar relaciones personales transparentes y respetuosas que lleven a una reflexión y análisis objetivo de los hechos, de los problemas, favorecer la comunión, promover el bien y rechazar lo que tiende a aislar, dividir y contraponer.
“Nunca debemos cansarnos de buscar la verdad porque siempre está al acecho la falsedad; y la verdad no es solo el sacar a la luz cosas oscuras u ocultas, sino que tiene que ver con la vida entera, es la piedra sólida sobre la que podemos apoyarnos para no caer”, indicó.
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